Con la llegada del invierno, los cuidados en salud deben ir más allá del clásico resfriado. El frío, la baja exposición al sol, el uso de calefacción y el sedentarismo generan un ambiente propicio para que diversas afecciones se manifiesten o se agraven, advierten especialistas.
La doctora Karina Backit, jefa de la Unidad de Paciente Crítico de San José Interclínica, señala a definicionfm.cl que muchas enfermedades “silenciosas” tienden a aumentar en esta época, por lo que es fundamental estar informados y consultar a tiempo con un médico.
Entre las afecciones más comunes están:
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Dermatitis y piel seca: El aire frío reduce la humedad natural de la piel, causando picazón y grietas. Se recomienda hidratarse bien y usar cremas humectantes.
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Agravamiento de enfermedades crónicas: Artritis, lupus o fibromialgia suelen intensificarse. Es clave mantener los tratamientos y evitar cambios bruscos de temperatura.
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Problemas cardiovasculares: En invierno aumentan los eventos cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Controlar la presión arterial y evitar el frío extremo es esencial.
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Alergias invernales: El polvo acumulado en espacios cerrados puede provocar síntomas alérgicos. Ventilar y limpiar frecuentemente ayuda a prevenirlos.
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Salud mental: El Trastorno Afectivo Estacional, provocado por la falta de luz solar, puede generar fatiga, tristeza o irritabilidad. Mantener rutinas saludables y buscar apoyo es recomendable.
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Déficit de vitamina D: La baja exposición solar reduce esta vitamina clave para el sistema inmune y la salud ósea. En algunos casos, se sugiere suplementación médica.
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Lesiones por caídas: Lluvias y escarcha aumentan el riesgo de accidentes, sobre todo en adultos mayores. Usar calzado adecuado es una medida preventiva básica.
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Hipotermia: El frío extremo puede ser peligroso. Abrigarse por capas y evitar exposiciones prolongadas es fundamental.
La doctora Nancy Fontana, médico general, enfatiza la importancia de los chequeos preventivos y mantener hábitos saludables durante esta temporada. Además, hace un llamado a cuidar especialmente a los grupos más vulnerables: adultos mayores, niños, personas con enfermedades crónicas o en situación de aislamiento.
La prevención y el autocuidado, concluyen las expertas, son las mejores herramientas para enfrentar un invierno más saludable.