Tras superar a otros cuatro competidores, el loco chileno logró imponerse como el Molusco Internacional del Año tras una votación realizada por la Senckenberg Society for Nature Research, el LOEWE Center for Translational Biodiversity Genomics (TBG) y la International Society for Mollusc Research (Unitas Malacologica).
La concholepa chilena logró obtener el 45% de los votos, logrando que su código genético sea secuenciado para fines científicos y médicos.
Este concurso tiene por objetivo generar conciencia sobre las amenazas a las cuales se enfrentan los moluscos. En el caso del loco chileno, se ha visto particularmente afectado por la sobreexplotación pesquera, al igual que otro tipo de especies marinas.
La Dra. Carola Greve, integrante del jurado y administradora de laboratorio en el Centro Loewe TBG señaló que "(es) un molusco interesante de estudiar en varios aspectos. Por un lado, la especie tiene que adaptarse a condiciones adversas como la explotación y la contaminación marina".
Además, agregó: "Un componente de su sangre también muestra un efecto inmunoterapéutico contra algunos tipos de cáncer".
En ese sentido, se destacó que "el análisis genómico puede no solo ayudar a explorar las estrategias de adaptación y diferentes poblaciones en su larga zona de distribución, sino también descubrir nuevas moléculas con importancia farmacéutica".
El loco chileno logró conseguir 1.798 votos de los 4.309 que fueron emitidos, seguido por el caracol burbuja ondulado con 970, la ostra gigante de aguas profundas con 745, el nudibranquio de cuernos gruesos con 485 y la babosa leopardo terrestre, la cual obtuvo 311 votos.