Una bomba que permanecía oculta desde la Segunda Guerra Mundial detonó el 10 de febrero de manera inesperada en Inglaterra. Pesaba 250 kilos y medía un metro de largo.
El hecho se produjo cerca de la desembocadura del Río Yare; trabajadores que se encontraban construyendo un puente la habían encontrado unos días antes, el 7 de este mes.
A pesar de que ya se estaba trabajando en su desactivación, explotó por sí sola.
"Nuestra estrategia era la opción más segura. Sin embargo, siempre existe el riesgo de una detonación involuntaria", dijo Nick Davidson, asistente de jefe de la Policía de Norfolk.
Antes de que estallara, las autoridades levantaron un muro con arena para amortiguar el impacto, el cual se oyó a kilómetros en el oeste de Inglaterra.
Mediante el comunicado que la Policía publicó después, se informó que la explosión no causó lesionados y que se encuentran evaluando los daños a la pared del río.